"... Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad".

(Javier Egea)

viernes, 7 de febrero de 2014

Sálvate si puedes

Ayer el viento soplaba fuerte en aquella ciudad, parecía enfadado con nosotros, como si quisiera hacernos daño. Nos resguardábamos de él entre bufandas y abrigos fuertes, agachando la cabeza con un gesto de protección, a la vez que un niño cerraba los ojos,  alzaba la cabeza hacia el cielo y respiraba profundo,  llenando los pulmones del mismo viento que a él parecía hacerle una caricia. Nos hemos vuelto antinaturales, hemos perdido la razón, y nuestra locura no tiene ningún sentido heroico ni romántico. Nacemos con una predisposición innata a fluir, a ser parte del viento, a entender lo que nos rodea, a ser lo que somos sin más; nos han educado y nos han cambiado; nos han manipulado y nos hemos vuelto distintos; feos, ciegos, cobardes y necios. Cerramos los ojos cuando el sol nos deslumbra en lugar de ver la luz, de dejarnos iluminar. Ya no pretendemos ser lo que soñábamos de pequeños, lo que aún de vez en cuando nos ronda la cabeza. No queremos saber quiénes somos ni reconocernos en serio  porque nos tenemos miedo; sin embargo; buscamos a alguien que nos haga de espejo, sin entender que el otro solo puede mirar en nuestra misma dirección (o en dirección contraria). Nos estamos volviendo locos a una velocidad que  no controlamos; y no somos capaces de ver que vamos a estrellarnos.

La gente ha dejado de escuchar, ya nadie se para a preguntar cómo estás, si saliste de aquel tropiezo que te mantuvo tanto tiempo en el suelo, desnuda e indefensa, a nadie le interesa. Y si decides ser tu misma, ser independiente, no seguir el juego a nadie y pensar por tu propia cuenta…   Ten cuidado… Cuídate de las buenas opiniones de la gente.

Yo agarro mi lado del puente, ya no me importa lo que la mayoría piensa. La mayoría nunca tuvo la razón: Este mundo y este país lo demuestran; y no entiendo cómo pueden estar tan sordos, tan ciegos, tan muertos. La vida era otra cosa, ¿Recuerdas? era buscar entre aquello que tenía su propia luz, no dejar de tener nunca relámpagos en los ojos, era tener soles en los dedos aunque quisieran apagar la luz… La vida era  crecer sin traicionarnos, caminar a pesar del miedo, atreverse a pesar de lo desconocido, construir puentes sin saber si habría alguien al  otro lado para sujetarlo, saltar a pesar del precipicio, pensar a pesar de nuestros padres, de nuestros amigos, de nuestros maestros, de nuestros jefes, de nuestra sociedad…, pensar por nosotros mismos por encima y a pesar de todo(s). La vida se construía de adentro hacia fuera, y nunca al revés; era sencilla como dice la navaja de Ockham y se nos complica porque nos empeñamos en disfrazarla, y todo lo que disfrazamos se convierte en mentira.


Estamos tan ciegos que a nuestro alrededor hay lagunas de sangre, y salimos a la calle vestidos de domingo,  con la única intención de no mancharnos el traje.