Es
demasiado tarde para tener miedo, perdona las horas pero no puedo dormir, no
quiero. Quiero gritar hasta quedarme completamente vacía, hasta que no pueda
más, hasta que la garganta me sangre y
los párpados se me cierren de puro agotamiento. Me hierve la sangre en las
venas; estoy tan llena de vida que a veces me siento inalcanzable; como si de
un solo salto pudiera subir al cielo y bajar a la vez; como si pudieras decirme
"si" a todas horas y yo fuera
capaz de corresponderte.
No quiero que me hables, dudo que me interese
cualquier cosa que me puedas decir en este preciso instante. Solo quiero cerrar
los ojos y sentir. Sentir cómo tus manos me recorren entera, quiero que lo
hagas como si nadie nos estuviera esperando fuera, como si los relojes se
hubieran parado, o mejor… como si nunca los hubieran inventado. Quiero que por
unos instantes, pienses que la vida es esto y te des por entero, que la pongas
en juego, que pelees conmigo hasta ver quién es capaz de besar más adentro, como si
quisiéramos quedarnos con una parte del otro en la lengua, en la piel, en el
sexo…, y que me ganes. Quiero que me erices cada centímetro de piel hasta que
duela, y que te des cuenta, que lo sientas, que bombees tanta sangre que pienses
que se te va a partir la piel; quiero sudarte hasta que no puedas más, hasta
que me supliques que pare, quiero que nuestro amor y su guerra sean tan
intensos… que corrernos a la vez sea lo de menos.
Quiero
planear todas las huidas que nos faltan, que vayamos a saltar como locos sobre
los charcos del parque después de una gran tormenta, y empaparnos; calarnos
hasta los huesos y terminar abrazados para no morirnos de frío. Quiero
trasnochar cada día y levantarme temprano para desayunar contigo. Quiero que me
mires cuando me cuelgo la eléctrica y
que te mueras de ganas, y que pienses que no puedes esperar…
Quiero llevarte a mi ciudad favorita,
que me cojas de la mano atravesando Plaza Nueva mientras muerdes mi gofre de
chocolate y le sacas la lengua a los niños de los hippies que venden pulseras
de cuero y poemas. Quiero hacerte llorar de risa, tirarme contigo al césped de
aquel parque repleto de patos que parecen sonreír a la gente que les echan
migas de pan, mientras el sol del mediodía nos quita la ropa y el miedo. Y solo levantarnos de allí para ir a tomar un café
sobre uno de esos pianos de La bohemia,
y hablarte de todo lo que ese lugar inspira…Y beber;
beber hasta que no sepamos andar aquella cerveza helada que sirve el
camarero más guapo de la ciudad.
Quiero
que vengas, que me elijas, que te quedes a mi
lado porque llevabas buscándome toda tu vida, porque sientas que por fin has
llegado. Quiero que cuentes a tus amigos que vuelves a sentirte vivo, como el
niño que fuiste cuando tirabas piedras a los tejados más altos de tu barrio y
siempre llegabas, y siempre eras capaz… Quiero
que cuando me hables lo hagas como si lo que me fueras a decir no lo hubieras
dicho nunca, quiero que cada vez sea la primera y que tengas la capacidad de
hacer magia: de reinventarte. Quiero que no entiendas nada de lo que te escribo,
y que me releas tantas veces que sueñes con encontrar las respuestas a todas
mis preguntas. Y que no lo consigas nunca.
Quiero
que destruyas tu armadura, que vengas tal y como eres, tan desnudo y tan
indómito que el mundo entero abra paso al verte llegar.