La música no deja ni un solo hueco sin llenar.
Es un personaje con todos los papeles posibles
pero sin disfraz. Es tu manera de ser y de volar,
te conviertes en un animal sin dueño en plena libertad.
Te quitas la camiseta y yo te miro desde fuera,
te cuelgas la guitarra y te conviertes en lluvia
y te dedicas a mojarme por todas partes…
Te dedicas a mostrarme todas las formas posibles
de sentir el mundo entre tus manos, de estar dentro
de la verdadera vida, de ser posible, de ser milagro
de saberte casi perfecto e intentar disimularlo.
Instinto animal bendito hoy, cuando después
de hacerme subir y jugar con las nubes
me mirabas haciéndome bajar de golpe para ver
qué te decían mis ojos después de ese viaje…
Porque cuando tu cantas yo viajo y no de cualquier forma,
cuando tu cantas yo viajo soñando…
… y volando.